Vamos a regresar un poco a nuestras clases de Ciencias Naturales que recibimos hace varios, varios años, sabrán que la polinización, es el intercambio de polen entre las flores, ayuda a que las plantas se reproduzcan y que diversos animales se alimenten.
Esta reproducción vegetal depende únicamente de ciertos insectos, como las abejas, moscas y otros; estos transportan el polen de las plantas. De ese modo, el ecosistema puede desarrollarse: se forma la tierra que dan vida a los bosques; éstos últimos producen oxígeno, previniendo la erosión del suelo y regulando el flujo del agua; de manera tal que la cadena alimenticia continúa su curso.
Por esta razón, las abejas se han convertido en insectos primordiales para el proceso del ciclo de la vida; no obstante, en la actualidad se encuentran en peligro de extinción, así de mal estamos que ya hay cuatro especies de abejorros que se han extinguido de toda Europa, y la tendencia señala situaciones similares en Norte América y China.
Ahora que ya estamos en contexto, la tecnología de Intel cumplirá un papel fundamental en una innovadora investigación sobre el comportamiento de las abejas productoras de miel, para evitar el colapso de las colonias y garantizar la provisión global de alimentos derivados.
Intel Corporation anunció una colaboración de primicia mundial con CSIRO, la agencia nacional de ciencias de Australia, que verá a la tecnología de Intel jugar una función integral en la investigación de la salud de las abejas para asegurar del suministro mundial de alimento.
Para buscar participantes en todo el mundo, CSIRO distribuirá el eficaz kit de la placa Intel Edison, una plataforma de cómputo personalizable en forma de un kit micro sensor de abejas, ligeramente más grande que un sello de correos, como parte de la Iniciativa Global para la Salud de la Miel de Abeja (GIHH, por sus siglas en inglés). Incluido en el kit micro sensor, la placa Intel Edison se colocará dentro de las colmenas para monitorear la actividad de las abejas mediante pequeñas etiquetas de Identificación de Frecuencia por Radio (RFID, por sus siglas en inglés), que se colocarán en el dorso de las abejas.
Los sensores funcionan de manera similar a las etiquetas digitales de un vehículo al grabar cuando el insecto pasa por la placa Intel Edison como punto de control. Los datos capturados por el lector de etiquetas RFID y por los sensores ambientales adicionales, conectados a la placa Intel Edison, proporcionarán información valiosa para los apicultores, productores primarios, grupos de la industria y los gobiernos. Esta información prevendrá la mejor manera de proteger la salud de la población de las abejas, contando con el factor de que polinicen un tercio de los alimentos que consumimos.
«Esta predicción se convirtió en una fuerza impulsora para la industria, lo que nos permite encoger continuamente la tecnología y hacerla más eficiente en el consumo de la energía. Esto, a su vez, nos permitió repensar dónde y en qué situaciones es posible la computación. La Ley de Moore no sólo impulsa el cambio tecnológico, sino que también crea un gran valor económico y el progreso social, y esta implementación de la tecnología como parte de la GIHH destaca precisamente eso», dijo Mellers.
El papel de la Plataforma Intel Edison
El kit de la placa eficaz Intel Edison capta datos de la colmena y envía la información de forma remota al portal de acceso de datos de CSIRO. Los investigadores utilizan las señales de los sensores conectados a la Intel Edison para construir un modelo 3D completo y visualizar cómo las abejas pueden estar moviéndose a través del paisaje. Esto les da a los investigadores una visión del movimiento de la abeja, los comportamientos y las respuestas a los factores estresantes que afectan la salud de las abejas y la polinización. Además, de la actividad de monitoreo de abeja, la placa Intel Edison también recopilará información ambiental, incluyendo la humedad que rodea a la colmena, la temperatura y la radiación solar.
Esta metodología ha sido utilizada inicialmente por CSIRO en Hobart, Tasmania, donde más de 10.000 sensores están actualmente instalados en el dorso de las abejas. Tras el éxito de ese proyecto, CSIRO busca ahora la colaboración en todo el mundo para hacer de este un esfuerzo global de investigación.
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